EL PRECIO DE LOS INCENDIOS.
A continuación os pongo un articulo que he encontrado en El Confidencial.com sobre los Incendios en España y los costes naturales y humanos que tienen y la pasividad de la ley ante los delitos ecológicos.
Puede parecer una cifra increíble, pero los datos oficiales lo constatan. Cada año se registran en España unos 20.000 incendios media de los últimos diez ejercicios-, de los que nada menos que el 96% son provocados por el hombre (el resto son por causas naturales). El caso de lo sucedido en Guadalajara es un claro ejemplo de ello.
El resultado es, desde luego, calamitoso. En el último decenio se ha quemado en España una masa forestal equivalente a 486.143 hectáreas. Es como si cada año se prendieran 48.000 estadios de fútbol de un tamaño como el Santiago Bernabéu. Y esto sin tener en cuenta las superficies de matorral o pasto.
¿Ha pagado alguien por esta catástrofe ecológica? La información de la que dispone WWF/Adena, que es una de las organizaciones que mejor ha estudiado el desastre, es para echarse a temblar. Sólo se detiene al 2% de los causantes de los incendios clarificados, ya que, en un 40% de los casos, las autoridades cierran el expediente sin que ni si quiera se conozcan las causas del incendio. Y lo peor, según los datos del propio Ministerio de Medio Ambiente, puede estar por llegar. En lo que va de año, la superficie forestal arrasada (hasta el pasado 17 de julio) asciende ya a 52.699 hectáreas. Es decir, más que en todo el año 2004 (46.010 hectáreas).
Las consecuencias son contundentes. Como ha puesto de manifiesto un reciente informe de Comisiones Obreras, la mitad de los aproximadamente 40.000 incendios forestales que se registran en la Unión Europea corresponden a nuestro país. Medalla de oro en este capítulo.
¿Y por qué se queman los bosques? Los datos oficiales recogidos por Adena indican que, de los 20.000 incendios anuales, 12.107 son intencionados; mientras que 3.000 son por pura negligencia, como ha podido suceder este fin de semana en el Alto Tajo de Guadalajara. El resto se quema por motivos desconocidos; causas naturales (rayos) o quemas para la regeneración de pastos, un fenómeno que se produce principalmente en Asturias y Cantabria, donde el 70% de los incendios esclarecidos tiene su origen en esta práctica. Es curioso, por ejemplo, que nada menos que el 37% de los incendios aclarados en Aragón tenga su origen en rayos caídos en la superficie forestal.
Habitualmente se habla de que algunos pirómanos queman el bosque, pero la realidad es muy distinta. La piromanía es una enfermedad que suele manifestarse durante la infancia, y según las cuentas de psicólogos y expertos en prevención ratificadas por el SEPRONA (Servicios de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil)-, alrededor de cien españoles sufren este trastorno, que debidamente diagnosticado tiene curación, si bien su tratamiento se complica con la edad. Estos pirómanos operan, fundamentalmente, en Galicia y en Cataluña.
Más de 120 muertos entre 1990 y 2003
La consecuencia en vidas humanas de esta verdadera plaga es desoladora. Entre 1990 y 2003, 121 personas murieron abrasadas o por asfixia.
En términos económicos, las pérdidas son igualmente cuantiosas. El Ministerio de Medio Ambiente publica anualmente unas cifras reveladoras. En los últimos quince años, las pérdidas acumuladas ascienden a unos 3.000 millones de euros, incluyendo tanto los productos primarios como sus beneficios ambientales.
Es decir, España se enfrenta a un verdadero problema que, como tantos otros, apenas merece la atención más allá del impacto inmediato y mediático que tiene una tragedia como la ocurrida en Guadalajara.
Según los datos de CCOO, el presupuesto para la Defensa contra Incendios Forestales del Ministerio de Medio Ambiente para 2005 asciende a 59,3 millones de euros, lo que supone un incremento de un 1,4% con respecto al de 2004. De esta partida, el presupuesto destinado a la prevención crece un 4,3%, mientras que el destinado a extinción aumenta únicamente el 0,1%. Es decir, en ambos casos muy por debajo de la economía, tanto en términos nominales como reales.
La falta de medios para prevenir y sofocar incendios es, de largo, la mayor queja que hacen los agentes forestales. Pero lo que falta sobre todo es prevención. De cada 100 euros que gasta la Administración Central contra los incendios, 64 euros se destinan a apagar el fuego y el resto a prevenirlo. Es como empezar la casa por el tejado.
Puede parecer una cifra increíble, pero los datos oficiales lo constatan. Cada año se registran en España unos 20.000 incendios media de los últimos diez ejercicios-, de los que nada menos que el 96% son provocados por el hombre (el resto son por causas naturales). El caso de lo sucedido en Guadalajara es un claro ejemplo de ello.
El resultado es, desde luego, calamitoso. En el último decenio se ha quemado en España una masa forestal equivalente a 486.143 hectáreas. Es como si cada año se prendieran 48.000 estadios de fútbol de un tamaño como el Santiago Bernabéu. Y esto sin tener en cuenta las superficies de matorral o pasto.
¿Ha pagado alguien por esta catástrofe ecológica? La información de la que dispone WWF/Adena, que es una de las organizaciones que mejor ha estudiado el desastre, es para echarse a temblar. Sólo se detiene al 2% de los causantes de los incendios clarificados, ya que, en un 40% de los casos, las autoridades cierran el expediente sin que ni si quiera se conozcan las causas del incendio. Y lo peor, según los datos del propio Ministerio de Medio Ambiente, puede estar por llegar. En lo que va de año, la superficie forestal arrasada (hasta el pasado 17 de julio) asciende ya a 52.699 hectáreas. Es decir, más que en todo el año 2004 (46.010 hectáreas).
Las consecuencias son contundentes. Como ha puesto de manifiesto un reciente informe de Comisiones Obreras, la mitad de los aproximadamente 40.000 incendios forestales que se registran en la Unión Europea corresponden a nuestro país. Medalla de oro en este capítulo.
¿Y por qué se queman los bosques? Los datos oficiales recogidos por Adena indican que, de los 20.000 incendios anuales, 12.107 son intencionados; mientras que 3.000 son por pura negligencia, como ha podido suceder este fin de semana en el Alto Tajo de Guadalajara. El resto se quema por motivos desconocidos; causas naturales (rayos) o quemas para la regeneración de pastos, un fenómeno que se produce principalmente en Asturias y Cantabria, donde el 70% de los incendios esclarecidos tiene su origen en esta práctica. Es curioso, por ejemplo, que nada menos que el 37% de los incendios aclarados en Aragón tenga su origen en rayos caídos en la superficie forestal.
Habitualmente se habla de que algunos pirómanos queman el bosque, pero la realidad es muy distinta. La piromanía es una enfermedad que suele manifestarse durante la infancia, y según las cuentas de psicólogos y expertos en prevención ratificadas por el SEPRONA (Servicios de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil)-, alrededor de cien españoles sufren este trastorno, que debidamente diagnosticado tiene curación, si bien su tratamiento se complica con la edad. Estos pirómanos operan, fundamentalmente, en Galicia y en Cataluña.
Más de 120 muertos entre 1990 y 2003
La consecuencia en vidas humanas de esta verdadera plaga es desoladora. Entre 1990 y 2003, 121 personas murieron abrasadas o por asfixia.
En términos económicos, las pérdidas son igualmente cuantiosas. El Ministerio de Medio Ambiente publica anualmente unas cifras reveladoras. En los últimos quince años, las pérdidas acumuladas ascienden a unos 3.000 millones de euros, incluyendo tanto los productos primarios como sus beneficios ambientales.
Es decir, España se enfrenta a un verdadero problema que, como tantos otros, apenas merece la atención más allá del impacto inmediato y mediático que tiene una tragedia como la ocurrida en Guadalajara.
Según los datos de CCOO, el presupuesto para la Defensa contra Incendios Forestales del Ministerio de Medio Ambiente para 2005 asciende a 59,3 millones de euros, lo que supone un incremento de un 1,4% con respecto al de 2004. De esta partida, el presupuesto destinado a la prevención crece un 4,3%, mientras que el destinado a extinción aumenta únicamente el 0,1%. Es decir, en ambos casos muy por debajo de la economía, tanto en términos nominales como reales.
La falta de medios para prevenir y sofocar incendios es, de largo, la mayor queja que hacen los agentes forestales. Pero lo que falta sobre todo es prevención. De cada 100 euros que gasta la Administración Central contra los incendios, 64 euros se destinan a apagar el fuego y el resto a prevenirlo. Es como empezar la casa por el tejado.
3 comentarios
yo -
Entramos en el Círculo Vicioso, chicos... Dentro de ná, sólo seremos un apéndice del Sahara.
PHIL -
"Se me ha pasado por la cabeza la dimisión, pero tengo que ser fuerte por la gente que tengo detrás" (...) "Hasta que no acabe todo no me lo voy a plantear y luego posiblemente tampoco".
Vamos que no va a dimitir.
Per Abbat -
Sólo decir desde aquí que los retenes no están para sofocar incendios."